16 junio 2009

Hongos: buenos o malos para el jardín?

Existe una gran variedad de hongos, todos de muy distintas características. Algunos nacen en las plantas, otros brotan en el cesped o en la corteza de los árboles; hay especies que son comestibles y otras que, por el contrario, son altamente venenosas. En esta nota encontrarás propiedades, diferencias de especies y todo lo que hay que saber sobre los hongos que habitan en nuestro jardín.

Los hongos aparecen con mayor facilidad en ambientes con cierta acidez o en sustancias con baja humedad. No obstante, hay que tener en cuenta que son capaces de sobrevivir en múltiples superficies, desde el suelo hasta la piel, pasando por alimentos, agua, animales y plantas. Aunque son estáticos, poseen la capacidad de reproducirse por esporas transportadas gracias al viento o la lluvia.


Además, los hongos poseen diferentes formas de alimentación. Están aquellos que se nutren a partir de materia orgánica muerta y con ello llevan a cabo una importante función en el reciclado de nutrientes (como lo son los champignones y girgolas), y otros que, por el contrario, son parásitos y viven de un organismo vivo.


En muchos casos, hongos y plantas se generan beneficios mutuos entre si, por ejemplo, un tipo de hongos llamados micorrícicos suelen entrar en simbiosis con las raíces de las plantas generando así una optimización en la captación de agua, mejorando su nutrición (especialmente en suelos de poca fertilidad) e inclusive pueden proveerles sustancias estimulantes de crecimiento. Como contrapartida, los hongos reciben de las plantas carbohidratos elaborados por la fotosíntesis. Esta última especie de hongos también se la puede encontrar acopladas al sistema radicular de árboles, que gracias a la simbiosis que se genera permite que el árbol sea más fuerte y resistente a enfermedades y condiciones adversas.
Aunque existe gran cantidad de hongos útiles para proporcionar nutrientes a las plantas o fabricar algunos elementos como los antibióticos, hay otros que sólo perjudican al organismo del cual obtienen el alimento. Así, muchos de ellos causan enfermedades a las plantas, a los animales e, incluso, a las personas.

Por último, muchos hongos silvestres son comestibles, pero es difícil saber con certeza si la especie puede transformarse luego en una grave intoxicación. No hay un método universal para distinguir un hongo tóxico de otro comestible, y la correcta determinación de la especie no es fácil pues muchos géneros con hongos comestibles –como Boletus– también pueden contener especies tóxicas.

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